QUINTO DÍA: “I´D RATHER FEEL THE EARTH BENEATH MY FEET"
Conseguimos cumplir el horario previsto a pesar del madrugón
y llegamos con tiempo de sobra a la base del Burj Khalifa. Sólo con dudas
acerca del estado de consciencia de “moli-one” que no parecía seguir bien el
hilo de las conversaciones. También conseguimos meternos los nueve en el mismo
ascensor y esta vez María del Mar no se dedicó a los paseos verticales. Así que
de repente nos encontramos en una terraza a gran altura con una panorámica de
360º. Para variar volvimos a tener toda la suerte y el día estaba despejado.
Creo que aún no he mencionado la particularidad de la luz en este lugar. El
cielo ha estado descubierto todos los días de nuestra visita, pero aún y cuando
no hay nubes visibles se aprecia una especie de calima, como si se aplicara un
ligero filtro translúcido a toda nuestra visión. Es por la arena del desierto
que la supongo en suspensión permanente. Según dicen, tras tormentas de arena
el filtro se oscurece y opaca, aunque nosotros hemos tenido todos los días
tranquilos. Pues bien, desde lo alto del Burj Khalifa, curiosamente la claridad
era mayor hacia el norte que hacia el sur. Hacia el norte podíamos observar
incluso el skyline de los edificios del emirato contiguo a Dubai, Sharja. Sin
embargo hacia el sur costaba distinguir los edificios de la Marina o la propia
Palm Jumeirah, sobre todo al principio, porque en la hora escasa que estuvimos
arriba se fue despejando. Se aprecia una vista de la ciudad espectacular, esa
en la que el conjunto de rascacielos del Down Town (tampoco he hablado de la querencia
de esta gente por denominar a sus barrios con los nombres bien conocidos de
otras mega urbes) se ven desde arriba y parecen edificios pequeños, o la visión
de las filas de coches que parecen de juguete.
Impresionante la velocidad del ascensor que en poco más de
un minuto asciende los 120 pisos. También impresionantes las imágenes de la
construcción en todas sus fases de la exposición que decora los pasillos de
acceso.
Después paseamos un rato por el Dubai Mall, dejando a los
chicos que se autogestionaran un aperitivo mientras nosotros disfrutamos de un café
en la terraza de la tarde anterior. Por supuesto, como no podía ser de otra
manera en el centro comercial más grande del mundo, Dieguete –elchicomasfuertedelcolegio-
nos llamó para decirnos que Samuel y Nacho se habían perdido. Como tardamos
casi veinte minutos en llegar donde estaban, ya habían regresado. No se habían
perdido, sino que los cinco habían estado entrando en las tiendas de Chanel,
Gucci etc… a ver quién encontraba el artículo con el precio más desorbitado.
Almuerzo en casa y por la tarde noche paseo por el Jumeirah
Beach Residence en la Marina, con su paseo marítimo y multitud de restaurantes
de todo tipo. Curiosa zona de playa dedicada al ocio y rodeada de los
rascacielos con los mejores hoteles (Sheraton, Hilton, etc…) y con gran
cantidad de edificios de apartamentos de todo tipo. A Felisa le gusta la
Marina.
Regresamos a hora prudencial, no sólo por el madrugón con
que empezó el día, sino porque al día siguiente los “molis” tenían que ir al
colegio. No es que en Dubai sólo tengan clase un día a la semana, es que
coincidieron los días festivos de la independencia con el fin de semana, a los
que se sumó el domingo extra por causa de nuestra visita.
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